Debemos inevitablemente re-fundar nuestra visión y posición ‘arquitectónica’ desde la Urgencia y la Necesidad, dejando de lado la banalidad, la mediocridad, la estupidización (¿se me permite la palabra?) en que han convertido en los últimos años la llamada arquitectura de autor, donde lo inocuo, lo anodino, lo insustancial, lo soso se ha consolidado y puesto con luces de colores y publicitado de manera única y a pretendido transformarse en algo importante y cargado de sentido

martes, 27 de mayo de 2014

QUE EL MOVIMIENTO MODERNO OFRECIÓ COMO POSIBLE

Así, nuestras zonas metropolitanas han quedado rebasadas por las interminables manchas urbanas que crecen y crecen, la Ciudad de México cuenta con la no prestigiosa carga de ‘ser la más poblada del planeta’  pero Guadalajara, Monterrey, Buenos Aires, Bogotá, Río de Janeiro, Caracas o Montevideo, tienen similares problemáticas de desproporción de sus propias manchas urbanas y su ‘no’ derecho a la ciudad.

El movimiento moderno latinoamericano que hasta los años sesenta se dedicó a ‘proyectar las ciudades En América Latina’, fué rebasado por el despropósito y la avaricia del poder económico que ha permitido con vigorosa dejadez, que la mancha urbana crezca irrefrenable, que la contaminación del aire llegue a límites impensables, que la imagen urbana cotidiana sea la de una ciudad ‘pobre’, ‘sin acabar’, y precaria, que ha ido poco a poco, destrozando los tejidos de la ciudad histórica  y realzando los contrastes tremendos entre la miseria repetida, y las zonas ‘chic’ de la ciudad modernizada y vanguardista, como es el caso del centro financiero Santa Fé, en la Ciudad de México.

Imagen: Vía Gustavo Baz. Ciudad de México. Propiedad del autor (2002)

Requerimos de una nueva ética arquitectónica (Responsabilidad Social) que ‘se entrometa’ en la realidad para intentar su transformación. Una ética que investigue y proponga una habitabilidad digna, una vivienda apropiada, y una arquitectura inaplazable para los más necesitados y marginados a nivel mundial, siempre excluidos de lo que conocemos como el stablishment de la arquitectura actual.

Porque los ‘excluidos’ en sus favelas, casuchas, tugurios o ciudades perdidas, donde ‘solo’ para transportarse a su trabajo consumen media jornada laboral, para llegar desde su ‘eterna’ periferia a los lugares donde venden su fuerza de trabajo (ejercicio que realizarán ‘solamente’ por el resto de sus vidas)… No tienen opción, no tienen salida, estos pobladores ‘excluidos, carecen casi por completo, del derecho a la salud, a la educación, a la cultura, ellos carecen en su cotidianidad, del derecho a la ciudad . 

Lo que me lleva inaplazablemente a reorganizar mí (nuestra) visión de ‘qué arquitectura’ se necesita para hacer llegar a los más pobres la Modernidad Incumplida , que la arquitectura ofreció como posible durante la primera mitad del siglo XX.

Difusión e Investigación
Dr. Humberto González Ortiz



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