Debemos inevitablemente re-fundar nuestra visión y posición ‘arquitectónica’ desde la Urgencia y la Necesidad, dejando de lado la banalidad, la mediocridad, la estupidización (¿se me permite la palabra?) en que han convertido en los últimos años la llamada arquitectura de autor, donde lo inocuo, lo anodino, lo insustancial, lo soso se ha consolidado y puesto con luces de colores y publicitado de manera única y a pretendido transformarse en algo importante y cargado de sentido

jueves, 8 de mayo de 2014

DE LA ALTA COSTURA AL PRETAPORTER ó ACERCA DEL ÚLTIMO PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS ARTES 2014

“… escrito a salto de mata ahora que Frank Gehry, recibirá el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2014. ¡En Fin!...!”

Las actuales formas arquitectónicas de fast food, están conformando ciudades ‘escultóricas’, que cumplen con su función política específica. Edificios que se transforman en meros ‘contenedores de cosas’, ya que lo mismo pueden sirven para albergar un museo, un mercado, una escuela, o un ayuntamiento. Su continente, tiene una grave dislexia con su contenido. Estamos asistiendo a la proliferación de una arquitectura total y únicamente “comercial”, ajena las más de las veces, a las necesidades reales de espacio público y privado de las ciudades.

Torre La Sagrera de Frank Gehry.
Rascacielos que Gehry y Joan Clos promovieron felices su edifico pero… ¡Ohhh, llegó la crisis y se paró el proyecto de la Sagrera! A nosotros los barceloneses solo nos tocó pagar maqueta y planos y hasta fecha de hoy, no sabemos si ‘algún día’ cuando volvamos a ser lo que fuimos… Podremos construir esta obra maestra del maestro Gehry, pero bueno ¡250 millones de euracos que nos ahorraremos!


Pero tal como está el mundo... con guerras de mentiras, con crisis financieras que atacan al bolsillo, con deudas externas impagables, con casi 25.000 muertos  al día de hambre y pobreza, con 6 millones de niños menores de 5 años que mueren de hambre al año, con cerca del 60% del mundo ajeno por completo al acceso a la arquitectura formal, con barcazas repletas de inmigrantes que día a día cruzan el estrecho que separa África de Europa, con miles de mexicanos que día a día cruzan la frontera de Estados Unidos en busca de dinero y trabajo, con salarios de miseria en los países del Tercer Mundo que sobreviven explotados, con las grandes ‘marcas internacionales’ que utilizan mano de obra de miseria para sacar jugosos beneficios, con ciudades del tercer mundo que crecen, y crecen, sin medida ante la necesidad de inmigrar ‘al centro’, en busca de posibles.

Con esta realidad del cada día, me cuesta entender que debamos seguir creyendo que el mundo occidental capitalista, está creando los mecanismos adecuados para que todos los ciudadanos del planeta podamos disfrutar, no ya del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2014. No, sino de una vivienda digna, de una ciudad digna, de un trabajo digno y de una vida digna. En definitiva, no quiero acostumbrarme a las pulcras fotos ‘a doble página’, de las Revistas ‘para Arquitectos’.

Porque mientras el ‘otro’ mundo pobre exista… Seguiré diciendo que esta arquitectura, este urbanismo, y esta moda edificatoria, únicamente se alinea a un orden impuesto donde lo que manda es el dinero, la imagen y el marketing, pero no la necesidad y la búsqueda real de soluciones a los problemas del mundo de hoy. Problemáticas no iniciadas por los arquitectos, quizás, pero donde la arquitectura (y su imagen) cumplen puntualmente, con su papel en este juego de dudosa moral democrática.

Debemos detenernos a reflexionar seriamente, para dejar de mirar embelesados, la llamada ‘arquitectura de autor’, y empezar a mirar en otras direcciones más realistas y, donde hay arquitectos e investigadores de arquitectura, que buscan entre las rendijas del presente soluciones reales, construcciones posibles y teorías validas para este mundo donde la frivolidad, el high-tec, el postmodernismo o el famoseo de los ‘grandes’ arquitectos, en la gran mayoría de los casos, está conformando una arquitectura cada vez más y más insolidaria.

En definitiva, dejemos de ocuparnos de la arquitectura de alta costura, y miremos con atención y con detenimiento, las arquitecturas de pretaporter que se dedican eficazmente, a solucionar problemas reales, de usuarios reales, en este mundo real. Alejándonos del glamour y la frivolidad artística en que se manejan algunos de los equipos de arquitectos famosos, que no se ocupan por ofrecer alternativas arquitectónicas ante la pobreza, mayoritaria en el mundo de hoy.

Pero como siempre ¡esta solo es la opinión de quién escribe!

Investigación y Difusión
Dr. Humberto González Ortiz

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