Debemos inevitablemente re-fundar nuestra visión y posición ‘arquitectónica’ desde la Urgencia y la Necesidad, dejando de lado la banalidad, la mediocridad, la estupidización (¿se me permite la palabra?) en que han convertido en los últimos años la llamada arquitectura de autor, donde lo inocuo, lo anodino, lo insustancial, lo soso se ha consolidado y puesto con luces de colores y publicitado de manera única y a pretendido transformarse en algo importante y cargado de sentido

lunes, 22 de junio de 2015

LA ARQUITECTURA COMO PARTE DE LA CONSTRUCCIÓN DE NUEVOS CONCEPTOS DEL ESPACIO Y SU HABITABILIDAD



Cuando recorro una ciudad, voy necesariamente entrometiéndome en la experiencia de un arquitecto que vive, recorre y goza, o padece, de lo que se denomina ‘espacio público’. El espacio público que en su concepción, abarca todo lo que nuestros ojos son capaces de percibir, desde la funcionalidad, la escala, integración con el paisaje, y la más importante, el uso que de este, hacen los usuarios-ciudadanos, que no saben de conceptos urbano-arquitectónicos, pero que sí son capaces de gozar y disfrutar de un espacio ‘bien estructurado’ o padecer y despotricar, de un espacio ajeno a ‘sus’ necesidades.


Pues bien, la continuidad de mi discurso se basa básicamente, en la crítica hacia la arquitectura como moda, la arquitectura frívola, que se extiende con rapidez y construye un modelo de ciudad excluyente (y lo exporta), imponiendo estilos y edulcorándolos con el marketing imprescindible para que aquella obra, se convierta en ‘hito’; la mayoría de las veces sin tener en cuenta al entorno, a la funcionalidad y al usuario, es como si en este principio del siglo XXI, se estuviese consolidando un urbanismo especulativo, donde el arquitecto y la arquitectura <parecen haber perdido sus atributos más significativos> (1)

 Chalco, México. Mayo 2015.


Imágenes propiedad de Humberto González Ortiz©




 Metro de la Ciudad de México. Mayo 2015


La arquitectura debería, como una de sus funciones esenciales, tener la voluntad de transformar parcial o totalmente la propia disciplina, desde la crítica y la proposición. Eso era en esencia lo que se proponía en la declaración  del Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna (CIAM) de 1928, con la firma de 24 arquitectos, destacaron que la arquitectura estaba vinculada, de forma inevitable, con las amplias cuestiones políticas y económicas, y que lejos de verse apartada de las realidades del mundo industrializado, debería depender, para su nivel general de calidad, de unos métodos de producción racionalizada, lo que se llamó la Declaración de La Sarraz, en honor al castillo suizo donde se realizó dicho congreso. (2)

Por ello, defiendo el hecho de ‘mirar’ la arquitectura, como parte de la realidad donde se construye. Los objetos de arquitectura no son, solamente, hitos esculturales de referencia, o pequeñas ‘mecas’ en las guías internacionales de arquitectura, a las cuales visitar y fotografiar. Y donde la mayoría de las veces, el denominado ‘espacio público’, queda como un área residual sin resolver, y donde con buena suerte, el usuario acaba construyendo ‘su’ espacio entorno a un edificio, a un barrio, en definitiva construye ‘su’ historia como mero espectador, que es donde, la mayoría de las veces, lo sitúan los arquitectos y urbanistas.


Esta pequeña reflexión pretende desmontar la maquinaria de los textos “maestros”, que colocan cómodamente y en ‘su’ lugar conceptos y códigos. Queremos ayudar a reinterpretar, a desbaratar y a transformar el mundo arquitectónico de hoy ‘como un ente aislado’, para abrir el debate, y ofrecer al lector la posibilidad de que, desde la teoría y la investigación en arquitectura podamos y debamos necesariamente, rearticular ‘la totalidad’ de los análisis meramente formales y funcionales que se acostumbran en ‘el buen hacer’ del investigador de arquitectura, para producir nuevas posibilidades a la investigación.

Donde puedan relacionarse e interactuar los factores meramente arquitectónicos, con los subtextos ideológicos, sociales, e históricos, que nos ayuden a realizar análisis más realistas para los ciudadanos que disfrutan o padecen del trabajo de los arquitectos, y para los propios arquitectos como ‘creadores’ del espacio público en que habitamos.

Y si ello nos permite teorizar e investigar para relacionar la arquitectura con otras esferas de la práctica social de la profesión, entonces nos dará la posibilidad de entender a la propia arquitectura como parte de la construcción de nuevos conceptos del espacio y su habitabilidad, lo que ayudará a conseguir mayor congruencia entre el objeto arquitectónico y su análisis.

Difusión e Investigación
Dr. Humberto González Ortiz
#AGlocaL


(1) Bohigas, Oriol. ESPACIO PÚBLICO. CONTRA LA INCONTINENCIA URBANA. RECONSTRUCCIÓN MORAL DE LA ARQUITECTURA Y LA CIUDAD. Editorial Electa. Barcelona, España. 2004. pp-12.

(2) FRAMPTON, Kenneth. HISTORIA CRÍTICA DE LA ARQUITECTURA MODERNA. Editorial Gustavo Gili. Séptima Edición. Barcelona, España 1994. Pp-274.

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